Cada año, millones de personas en el mundo cruzan fronteras en busca de mejores condiciones de vida. Las causas de la migración son diversas: conflictos armados, pobreza, persecución política o religiosa, desastres naturales o simplemente la búsqueda de oportunidades.
La migración es un fenómeno humano tan antiguo como la civilización misma, pero en la actualidad está rodeado de tensiones políticas, discursos xenófobos y políticas restrictivas. A pesar de los aportes económicos, sociales y culturales que hacen las personas migrantes, muchas enfrentan condiciones precarias, discriminación e incluso criminalización.
El derecho a migrar, así como el derecho a no migrar forzadamente, deben ser protegidos. Esto implica abordar las causas estructurales de la migración forzada y garantizar condiciones dignas durante el tránsito y la llegada.
Los marcos internacionales como el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular buscan establecer principios comunes, pero requieren una implementación real y con enfoque de derechos humanos.
Las historias de quienes migran son testimonios de resiliencia, coraje y esperanza. Son personas con sueños, habilidades y un profundo deseo de contribuir. Humanizar la migración es urgente para construir sociedades más justas y solidarias.
