La tecnología, cuando se pone al servicio del bien común, tiene el poder de transformar sociedades. En México, cerrar la brecha digital es una de las tareas urgentes para garantizar la equidad en acceso al conocimiento, al empleo y a los servicios públicos.
Millones de personas en zonas rurales o marginadas aún no tienen conexión a internet, lo que limita sus oportunidades educativas, laborales y de participación. La inclusión digital no se resuelve solo con infraestructura, sino también con formación y acceso a equipos adecuados.
Los gobiernos deben asegurar el acceso libre y seguro a la tecnología, protegiendo además los derechos digitales de las personas: privacidad, libertad de expresión y ciberseguridad. Asimismo, es clave impulsar desarrollos tecnológicos locales, software libre y plataformas que respondan a necesidades sociales específicas.
La educación digital debe integrarse desde niveles básicos, con enfoque crítico, ético y colaborativo. Además, es necesario fomentar la alfabetización mediática para combatir la desinformación y el uso nocivo de las redes sociales.
La tecnología no debe ser solo una herramienta de consumo, sino de creación, comunicación y empoderamiento. Usarla para el bien común implica compartir conocimiento, generar redes y construir un país más conectado, justo e innovador.